2019 Periodismo bomberil en 1966En el mes de Octubre de 1966, la promoción en formación y prácticas pasamos ya a turno rotativo Entonces habían tres turnos A, B y C, un turno de mañana de siete horas, un turno de tarde de siete horas y el turno de noche de diez horas. Siete días de trabajo y el lunes fiesta, la siguiente semana siete tardes de trabajo y el martes fiesta, la siguiente, siete noches y el miércoles fiesta y así sucesivamente. No había escuela de bomberos ni departamento de formación aunque sí que había un tipo peculiar de enseñanza, que se hacía según el criterio, experiencias y conocimientos del mando del propio turno y parque , dándose la circunstancia de variaciones del método de intervención dentro de un mismo turno según el mando al frente de la salida. En aquellos tiempos el que tenía inquietudes profesionales y quería ampliar conocimientos para formarse como bombero lo tenía bastante mal. En bomberos no había ningún tipo de libro, los únicos apuntes relacionados con la profesión era información de los vehículos capacidad de agua de los depósitos, potencia de las bombas, caudales, presiones máximas etc. pero estaban en poder de algún mando de conductores y no se trasmitían de forma generalizada por la jefatura. El único medio para informarse de temas bomberiles era la revista Alarma. Ni en las librerías de Barcelona habían libros, no había documentación escrita ni siquiera en las librerías técnicas disponían de libros de formación contra incendios. Todavía conservo mi primer libro de bomberos que me trajeron de Francia, el Manual de Bomberos de la Escuela de Paris, a pesar de estar escrito en francés se entendía suficiente para ver como se debían hacer las cosas. En 1967 la Librería Técnica Extranjera me consiguió un libro mexicano de Editorial Herrero Hnos. (Adiestramiento para Combatir Incendios) donde el agua se contaba en galones/minuto y la presión en libras/pulgada, pero al menos se podía leer en español Para explicar lo que era bomberos en 1966 hay que situarse en aquellos tiempos El Cuerpo de Bomberos de Barcelona tenía una escuela en la calle, en el día a día en el periodo de ingreso la formación que duraba dos meses la realizada con mucha voluntad un sargento veterano (recordado y estimado sargento Tadeo) y consistía principalmente en dar a conocer verbalmente, el tipo, nombre, la utilidad, la ubicación de las herramientas disponibles en los vehículos de salida, lanzar y recoger mangueras, hacer “establecimientos” subir y bajar las escaleras de 30 metros, conocer los equipos respiratorios, recuerdo como curiosidad que el único apunte escrito que se nos proporcionó fue un código de pitadas tipo Morse (pitada larga, pitada corta) con las que en teoría se podía, pedir agua, pedir más presión, cortar el agua, pedir ayuda, peligro todos fuera, etc. pero al entregarnos el pito nos dijeron que no lo utilizáramos nunca, y menos si nos encontráramos en peligro, puesto que tres pitadas largas suponía el abandonarlo todo y salir al exterior, y la gente cuando sentía el pito no se paraba en contar las pitadas, los bomberos se escapaban y una vez al exterior preguntaban ¿que pasa?.
La información proporcionada acompañada de anécdotas sobre incendios y otros servicios vividos o no por el instructor completaban la toma de contacto con bomberos, si bien la formación como tal venía dada en el turno donde se prestaba servicio, los mandos y en la mayoría de casos los mismos compañeros veteranos eran los que día a día servicio a servicio te iban enseñando como hacer las cosas. Al poco de entrar en bomberos me convertí en “periodista bomberil” Periodista bomberil Fue una idea de bombero que propuse ofreciéndome para su puesta en marcha en un periodo en que colaboraba como miembro de la junta y vocal de la Agrupación Cultural y Deportiva donde como se sabe se confeccionaba, la revista Alarma ya desaparecida. Ni se aceptó la idea ni me dejaron ponerla en práctica, han pasado 50 años y sigo pensando que la idea era y sigue siendo buena a pesar de que en todos estos años no he visto que nadie pusiera en práctica nada parecido, me explico: Las revistas técnicas como la de bomberos, aún hoy tienen escasez de colaboradores que presenten trabajos propios elaborados y escritos, no se investigaba, no había estadísticas por lo que la revista Alarma se surtía principalmente de las traducciones de artículos que se publicaban en revistas técnicas que se recibían del extranjero. La idea que propuse era la de acudir como reportero de la revista Alarma a empresas del entorno que dispusieran de planes de emergencia, vehículos y personal formado para la lucha contra incendios, grandes empresas españolas y extranjeras dirigidas por técnicos formados en otros países donde la seguridad y la formación tenía el mismo nivel en el país de origen que en el nuestro. Propuse visitar al jefe de seguridad contra incendios de la Seat , y como bombero y reportero de la revista técnica Alarma, hacer el reportaje o simplemente copiar la información autorizada que pudieran o quisieran aportar para ser publicada sobre los medios disponibles y la forma en que tenían organizada la seguridad contra incendios de la planta de la Zona Franca. Con ello se conseguiría que Bomberos de Barcelona dispusiera de una información real de lo que nos encontraríamos el día que tuviéramos que acudir al lugar como consecuencia de un incendio, al tiempo que en contacto con el técnico o técnicos de seguridad, como bombero podías aportar experiencias que ellos solo habían leído o experimentado en salas de ensayo. Habían muchas empresas en Barcelona y su entorno con un gran potencial de información útil para el cuerpo de bomberos con los que podíamos colaborar de forma extraoficial sin involucrar al Servicio ni al Ayuntamiento, únicamente a través de una de las secciones de la revista Alarma. Solvay, Bayer, Campsa, Aeropuerto del Prat, y desplazándonos un poco toda la industria química que se estaba instalando en Tarragona garantizaba que durante años no le faltarían artículos técnicos a nuestra revista Alarma. Pues no, después de un sin número de argumentaciones y situaciones teóricamente comprometidas que desestimaban la puesta en práctica de la idea y como de costumbre no solo no se aceptó la idea sino que como vocal de la revista Alarma se me dijo que no tenía autorización para presentarme en ninguna empresa para solicitar ningún tipo de información ni colaboración. Yo estaba seguro que era una buena idea, y que “los graves problemas” que se podían causar con este tipo de visitas no tenían fundamento y por ello me decidí a arriesgarme y realizar una primera prueba con la firma Butano que se encontraba en L´Hospitalet.
Me presenté de paisano con la identificación de un bombero de Barcelona fuera de servicio y con la argucia de que me presentaba para cabo y que a todos los aspirantes a cabo nos exigían un tema escrito puntuable relacionado con la profesión (cosa que me hubiese gustado pero que no era verdad) y considerando el número de incendios y explosiones que en aquellos tiempos se producían teniendo como protagonista el gas butano yo había elegido este tema del que disponía de varios dibujos, fotografías y folios escritos y que una vez finalizado pretendía exponerlo con la doble intención de que también sirviera para un mejor conocimiento y formación del colectivo de bomberos.
He de decir, que después de las consultas oportunas, por parte de la firma Butano, recibí como bombero aspirante a cabo un trato inimaginable. No solo respondieron a toda la lista de preguntas que llevaba preparada a los que añadieron muchos datos que yo desconocía, si no que me enseñaron toda la planta de almacenamiento y envasado, siendo testigo paso a paso de todo el proceso que seguían las bombonas de butano desde el momento que llegaban vacías a la planta, como se revisaban, se cargaban, pruebas de estanqueidad en agua y en seco, además me permitieron hacer fotografías en diapositivas que ampliaban la información de los dibujos que yo ya portaba
Como remate a mis preguntas y colofón final, al cabo de unos días me facilitaron una visita a una fábrica en Sant Andreu de la Barca donde se fabricaban los envases, las bombonas domésticas de gas butano, pudiendo ver todo el proceso que se seguía desde que los rollos de plancha de acero llegaban a las prensas y embutían medias bombonas. Como las máquinas soldadoras juntaban las dos mitades con un cordón de soldadura central. Pruebas con bombonas llenas de agua, pruebas en seco, pruebas de rotura, medidas de seguridad y control en el proceso de fabricación, me dieron sin reparos toda la información que solicite y además también me permitieron hacer fotografías de algunas de las pruebas.
Animado por el éxito de la experiencia y empleando la misma estrategia conseguí visitar las instalaciones Catalana de Gas en la Barceloneta, la fábrica de acetileno Carburos Metálicos que había en Pueblo Nuevo, fabricantes y envasadores de gas acetileno Abelló Oxigeno Linde y O.S.S.A., equipos de respiración autónoma Nemrod me proporcionaron información y me corrigieron los escritos antes de darlos por finalizados. Carburos Metálicos Abelló Oxigeno Linde
Nemrod
Toda esta información escrita y montada en diapositivas con dibujos y fotografías la ofrecí al departamento de formación (entonces en fase de inicio) para su divulgación entre los bomberos de nuevo ingreso y para los bomberos veteranos ya que algunas de las recomendaciones que daban los fabricantes y envasadores de gas acetileno en caso de incendio, estaban en parte en contradicción con la metodología que nos habían inculcado en las charlas de formación en el parque. Como es de suponer, el trabajo no se consideraba válido, “cada maestrillo tiene su librillo” supongo que la única firma de autor que avalaba el tema audiovisual era la de un bombero con pocos años de experiencia y no se podía aceptar y menos divulgar unos temas que carecían de un reconocimiento oficial. Me toleraban que de forma particular y en horas de descanso pudiese enseñar a mis compañeros de turno la obras de las que me sentía orgulloso pero de ahí no se pasó, ni siquiera regalando los temas al Departamento de Formación nunca se llegaron a emplear si no era yo el que los proyectaba. (una única excepción la de un oficial al que le correspondía hablar sobre los equipos de respiración autónomos, y utilizó mis diapositivas para describir el tema asignado) Desde luego en principio mis trabajos no me sirvieron para ascender a cabo yo creo que incluso me perjudicaron, la prueba es que a pesar de estar bien preparado, me catearon en las cuatro convocatorias a las que me presenté, hasta que ya con cuarenta años a punto de cumplir dieciséis años de servicio se hizo una macro convocatoria de 60 cabos (la quinta a la que me presentaba) y ahí ya si me pude subir al carro.
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